viernes, mayo 3, 2024
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Historia de una lucha por la dignidad

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Por: María Alejandra Nuño Ruiz Velasco*

Hoy quiero agradecer por la vida de Jesús Maldonado, sacerdote jesuita que falleció ayer. “Chuche”, como cariñosamente se le conoce, es parte de una generación que sentó las bases para el surgimiento, en México, de las organizaciones que reivindican los derechos humanos.

Hace dos años presentamos en el ITESO junto con el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) el libro coordinado por Chuche y titulado “Historia de una lucha por la dignidad. Memorias del Prodh de la mano de su fundador”, que resume la experiencia de Chuche y el trabajo de una de las organizaciones de derechos humanos más importantes de nuestro país.

En sus 35 años de existencia, el Centro Prodh ha acompañado importantísimas causas en los ámbitos local e internacional, que han puesto de manifiesto los obstáculos estructurales que aún existen en México para que los derechos humanos sean una realidad para todas las personas.

Entre esos casos están la ejecución extrajudicial a manos de militares de al menos 12 personas en Tlatlaya; la detención arbitraria y violencia sexual sufrida por 47 mujeres en operativos de seguridad que buscaban reprimir manifestaciones en San Salvador Atenco por la construcción del aeropuerto de Texcoco en 2006; o la detención arbitraria de tres mujeres otomíes (Jacinta, Alberta y Teresa) y la posterior fabricación de una acusación de un supuesto secuestro de 6 policías federales en Querétaro.

El Centro Prodh también ha documentado cómo la negligencia u omisión de las autoridades puede causar auténticas tragedias, como las que derivaron en la explosión en la mina 8, Unidad Pasta de Conchos, en Coahuila en 2006, en la que 65 de los 73 obreros que se encontraban trabajando en ese turno quedaron atrapados y cuyos cuerpos siguen sin ser recuperados; o las relacionadas con el incendio ocurrido en junio de 2009 en la Guardería ABC en Sonora, en el que perdieron la vida 49 niñas y niños y resultaron lesionados más de 70.

Esta organización no se ha mantenido al margen de una de las más sistemáticas y problemáticas que se viven en México, como lo es la desaparición de personas, por lo que representan diversas causas relacionadas con graves violaciones de derechos humanos cometidas durante el periodo de la Guerra Sucia; acompañan a doña María Herrera (con cuatro hijos desaparecidos), así como y a familiares de los cinco jóvenes desaparecidos forzadamente en Tierra Blanca en 2016; y han presentado amparos para que funcione el Banco Nacional de Datos Forenses.

Probablemente el caso más complejo de todos es el que co-representan con otras organizaciones por la desaparición de 43 normalistas en la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, cometida hace 9 años y sin que haya una respuesta a las legítimas demandas de sus padres de verdad, justicia, reparación y no repetición. Por este caso es que varios de los integrantes del Prodh han sido víctimas de un espionaje cibernético a través de la infección en sus celulares del malware Pegasus.

Y todo esto fue posible cuando, en mayo de 1987, un grupo de jóvenes jesuitas se sintieron interpelados por la represión y asesinatos de líderes campesinos y obreros en México, por lo que el 25 de octubre de 1988, el congruente, visionario y simpático Chuche fundó y comenzó a dirigir el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, cuyo lema acuñado ha sido la frase dicha por Estela, en el acto de reconocimiento de responsabilidad de su madre Jacinta: “hasta que la dignidad se haga costumbre”.

Por el trabajo de organizaciones como el Centro Prodh es que en este año también conmemoramos 25 años de la que se conoce en términos coloquiales como la Declaración de personas defensoras de derechos humanos de la ONU.

Por último, quisiera también dar gracias por la vida de Alfonso Nuño, mi papá, que hoy está de cumpleaños. Hay una infinidad de aprendizajes, experiencias y detalles por los que quiero agradecerle. Su sencillez, sabiduría y consejos; su alegría y carisma; su solidaridad infinita; el cariño incondicional a su familia; el interés por todo tipo de conocimiento y el amor por los libros. Soy muy afortunada de que siga en este mundo y de que podamos celebrar con él este día. Aprovecho para felicitar a las mamás y papás que nos escuchan y reiterarles cuan importantes son en la vida de sus hijas e hijos.

Es mi comentario del día de hoy. Muy buen jueves y hasta la próxima semana.

* Directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia “Francisco Suárez, SJ” del ITESO

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