Por: Fernanda Carapia. Mural. Grupo Reforma.
Por quedar atrapado en la mancha urbana y no tener los protocolos de sanidad necesarios, el rastro de Tonalá ¡se va!
El matadero municipal no cuenta con una planta de tratamiento ni las trampas adecuadas para impedir que la sangre, vísceras y otros restos se vayan al drenaje.
“Es una preocupación. El rastro se va, definitivamente se va, se van a hacer quizá unas áreas recreativas en esa zona, alguna unidad administrativa o no, pero de que se va, se va, eso es un hecho”, aseveró Jorge Arias González, director de Ecología y Cambio Climático del Ayuntamiento de Tonalá.
El funcionario municipal reconoció que en lo que va de la Administración el drenaje se ha tapado, de manera severa, en tres ocasiones, provocando la salida de sangre y restos por las coladeras.
“Las rejillas del rastro ya no están tan finas, como deben ser, y se van desechos como tripas y pedazos de cuero y todo, y más abajo el drenaje está más angosto y cualquier tipo de residuos de esto taponean el drenaje”.
Uno de estos taponamientos graves ocurrió el fin de semana, cuando brotó sangre y otros restos del registro ubicado en Pedro Moreno y Pirules.
La Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente ya ha intervenido en dos ocasiones, una en 2019 y otra en 2022, con multas al Municipio, pero fueron impugnadas.
Admitió que el matadero no cumple con la norma, pues no tiene una planta de tratamiento, que es obligatoria, además de que hay carencias y malas prácticas que hacen inviable que el rastro siga en ese punto.
“El rastro tiene que salir de esa zona, ya estamos buscando una serie de terrenos para entregarlo a peritos que nos dé el lugar más factible para hacer uno nuevo”.
Mientras tanto, dijo, ya se pidió al jefe del rastro hacer adecuaciones en los procesos y reparar parte de la infraestructura para evitar que se vayan vísceras, piel y otros desechos sólidos al drenaje.
Arias González señaló que se lanzaron dos licitaciones públicas nacionales para entregar el matadero a particulares en una concesión, sin embargo, no ha habido convocatoria.
“No hubo postores y por eso se ha alargado el tiempo para buscar espacio (…). Mientras esto ocurre, va a seguir operando con las medidas necesarias para evitar taponamientos”.
MURAL ha documentado, desde 2004, el problema que tienen vecinos del rastro por los malos olores y el taponamiento del drenaje.