Tonalá, Jal., 8 de mayo de 2025. — En una jornada histórica para la Iglesia Católica, el cardenal Robert Francis Prevost Martínez ha sido elegido como el nuevo Papa, adoptando el nombre de León XIV. Esta decisión, tomada tras cuatro votaciones del cónclave cardenalicio, marca un momento significativo: por primera vez en la historia, un estadounidense asume el papado.
León XIV no solo representa una figura de unidad para los más de mil millones de católicos del mundo, sino también una renovación espiritual para los creyentes en México, donde la fe católica sigue siendo un pilar cultural y moral profundamente arraigado. En tiempos de desafíos sociales, políticos y económicos, su elección ofrece una oportunidad para fortalecer el ánimo colectivo y recuperar la esperanza en la construcción de un país más justo, más fraterno y más solidario.
¿Quién es el nuevo Papa?
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Robert Prevost es hijo de madre española y, gracias a su labor misionera en Perú, también adquirió la nacionalidad peruana. Su trayectoria pastoral está marcada por el servicio a comunidades marginadas en zonas rurales y selváticas de América Latina, particularmente en Trujillo, Iquitos y Apurímac.
Como miembro de la Orden de San Agustín, y posteriormente como obispo de Chiclayo y prefecto del Dicasterio para los Obispos, León XIV ha sido un firme defensor de una Iglesia cercana a los pobres, comprometida con los migrantes y preocupada por el cuidado del medio ambiente. Políglota y académico, combina una sólida formación intelectual con una profunda sensibilidad pastoral.
Un llamado a la unidad
El lema episcopal de León XIV, In illo uno unum (“Que todos sean uno en Él”), es reflejo de su visión: una Iglesia que une, que escucha y que acompaña. En México, donde la figura del Papa tiene un impacto emocional y espiritual profundo, esta elección ha sido recibida con esperanza.
El pueblo católico mexicano, desde las comunidades rurales hasta los grandes centros urbanos, ve en este nuevo pontífice una guía para reavivar la fe, y también un recordatorio del papel que cada ciudadano puede jugar en la transformación de la sociedad.
Este 8 de mayo no es solo una fecha para los libros de historia vaticana, sino también un llamado para todos los creyentes a renovar su compromiso con los valores del Evangelio: la justicia, la paz y el amor al prójimo.
Desde Tonalá, Jalisco, nos unimos al júbilo de la Iglesia universal. Que León XIV sea luz en el camino de millones, inspiración para nuestras acciones, y puente de unidad para un mundo cada vez más necesitado de esperanza.