sábado, marzo 8, 2025

8M

Este sábado 8 de marzo celebraremos el Día internacional de las mujeres. Esta conmemoración, junto con el Día internacional contra la Violencia hacia las Mujeres (que se recuerda cada 25 de noviembre), son dos de las fechas más importantes relacionadas con los derechos humanos de las niñas y mujeres. Igualdad y no violencia, son las metas que ambas efemérides buscan lograr.

El 8 de marzo se ha celebrado desde 1911, cuando más de un millón de personas marcharon en toda Europa para exigir el derecho al voto de las mujeres y sus derechos laborales.

Sin embargo, la celebración de este año es especial porque hace 30 años se celebró la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en la ciudad de Beijing, China. De ella surgieron dos documentos: la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, cuyas proclamaciones y acciones marcarían un hito en la garantía de los derechos humanos de niñas y mujeres.

El texto de la Declaración, aprobado el 15 de septiembre de 1995 por los 189 países que conformaban la Asamblea General de las Naciones Unidas, partió del reconocimiento “que la situación de la mujer ha avanzado en algunos aspectos importantes en el último decenio, aunque los progresos no han sido homogéneos, persisten las desigualdades entre mujeres y hombres y sigue habiendo obstáculos importantes, que entrañan graves consecuencias para el bienestar de todos los pueblos”.

El lema para la celebración de este año es “para TODAS las mujeres y niñas: derechos. Igualdad. Empoderamiento”. Con ello, se busca centrar la atención en el empoderamiento de la próxima generación ya que, según dice la ONU, “la juventud, en especial las mujeres jóvenes y las niñas adolescentes, serán las protagonistas de cambios duraderos en el futuro.”

La eliminación de las brechas de desigualdad de género sigue siendo un desafío por alcanzar, tanto en cuestiones salariales, de liderazgo, de participación política, de estudios y profesiones, de igualdad deportiva, en cuestiones de cuidados y de trabajo no remunerado, por mencionar algunas. Por ejemplo, de acuerdo con ONU-Mujeres, las mujeres dedican casi tres horas más al día que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, y sólo ocupan el 28.2% de los puestos directivos en el mundo.

Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que “en 2023, 748 millones de personas (de 15 años o más) no participaban en la fuerza laboral global debido a responsabilidades de cuidado”, de las cuales 708 millones eran mujeres y 40 millones eran hombres. Más aún, según el informe titulado “El impacto de las responsabilidades de cuidado en la participación de las mujeres en la fuerza laboral” emitido por la misma OIT, “las responsabilidades de cuidado presentan la principal barrera para que las mujeres ingresen y permanezcan en la fuerza laboral, mientras que los hombres tienen más probabilidades de citar otras razones personales para estar fuera de la fuerza laboral, como educación y problemas de salud.”

Esas situaciones y tendencias son las que han llevado al Foro Económico Mundial a afirmar, en el Informe Mundial sobre la Brecha de Género 2024, que faltan 134 años para alcanzar la paridad de géneroa nivel global.Según el mismo informe,la mejor calificación obtenida por México fue en el empoderamiento político de las mujeres, al posicionarse en el lugar 14 de 146 países. A su vez, la peor calificación se encuentra en el área de participación y oportunidades económicas para las mujeres, donde nuestro país ocupa el lugar 109. Más preocupante es el dato mencionado por esa publicación y por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI respecto de que el “46% de las mujeres participan en la economía [en comparación con el 77% de hombres], lo que posiciona al país en el lugar 122 de 146.” Finalmente, México ocupa el lugar 119 en lo referente a la brecha de ingresos por género (es decir, los hombres siguen ganando más dinero que las mujeres por actividades iguales o similares).

La erradicación de estereotipos de género (que genera desigualdades y, en muchas ocasiones violencia) es un desafío presente en todas las dimensiones de las mujeres: la familiar, de pareja, escolar, laboral, comunitaria y religiosa.

Por ello, es alentadora la reforma a siete artículos constitucionales y la correspondiente legislación secundaria “en materia de igualdad sustantiva, perspectiva de género, derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y erradicación de la brecha salarial por razones de género”. Pero la forma de hacer realidad esa reforma está en el cambio de cultura, en donde desde pequeños se nos inculque que todas las personas (sin importar el sexo) somos iguales, tenemos el mismo valor, deberíamos tener las mismas oportunidades y no es razonable ninguna diferencia que se haga en ese sentido.

Por: María Alejandra Nuño Ruiz Velasco
Directora del Centro de Derechos Humanos del ITESO

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