Teresa Durán Sandoval (Zacatecas, 1952) es una alquimista del barro. Aunque desde los cuatro años se maravilló con sus poderes expresivos, fue hasta 1975 que se reencontró con su pasión por la cerámica y desde entonces no ha dejado de experimentar con la magia química que producen distintos elementos cuando entran en acción.
La creatividad también juega un papel protagonista en sus obras. La artista, de 67 años de edad, nació en Moyahua, una pequeña población al sur de Zacatecas. Algunos paisajes florales de esa región han sido desde el inicio de su carrera, hace 45 años, un punto de inspiración y una marca distintiva en su trabajo.
“Yo nací en el campo y cuando pensaba en dibujar la cerámica me venían a la cabeza las flores de mi pueblo, algo que además para mí era tranquilizante, relajante. Uno de mis primeros diseños, que se ha convertido como en mi sello, es la flor ‘estrellita’ o de San Nicolás, que no abunda mucho, pero sobresale del zacatal cuando es tiempo de lluvias, es una flor muy bonita”, relata.
Sin saberlo y desde que tenía memoria jugaba con el barro, hacia distintas figuras que luego dejaba secar a la sombra como un proceso instintivo, pero los estudios provocaron que olvidara ese encuentro lúdico. Después de terminar la primaria y secundaria en Yahualica, llegó a Guadalajara para cursar la prepa con estudios técnicos en ciencias químicas.
En el proceso encontró trabajo como costurera, justo debajo de un taller artesanal en Tlaquepaque impulsado por Arthur Kent, en el que después entró a laborar como encargada del laboratorio químico. Ahí exploró las posibilidades de distintos elementos para crear esmaltes que dieran apariencia novedosa a la cerámica.
Fue gracias a ese taller que conoció al artesano regiomontano Jorge Wilmot, impulsor de la cerámica de alta temperatura en México, con quien colaboró cerca de un año e incluso la becó para estudiar inglés y aprender sobre esmaltes cerámicos en Estados Unidos.
Durán Sandoval decidió que tenía que seguir con su preparación y entró a la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de Guadalajara, que luego la llevó a hacer intercambios a Italia para cursas clases de cerámica artística y de tecnología artesanal.
LA PRODUCCIÓN
Después de varios años Durán Sandoval estuvo lista para emprender su propio taller en solitario, que abrió sus puertas el 23 de mayo de 1981, bajo el nombre de Xochiquetzal, porque siempre le ha gustado la cultural mexicana y porque el sello de su trabajo se inspira en la flora, en los paisajes naturales del País.
Igual que Wilmot, Durán Sandoval se especializó en cerámica de alta temperatura, en distintos colores y pastas, conocida como stoneware, revestida con esmaltes feldespáticos, que ofrecen terminados vidriados.
“Los esmaltes son muy duros, no se rayan, no se manchan, no se decoloran, son totalmente libres de plomo, se pueden meter al microondas, a la lavavajillas, eso los hace muy atractivos para hoteles y restaurantes que son nuestros principales clientes en Puerto Vallarta, Los Cabos, en distintos destinos turísticos”.
Pero también ha experimentado con mayólica y rakú. Ésta última es una técnica tradicional japonesa que logra esmaltes incandescentes en distintos matices luego de un complejo proceso de triple horneado a más de mil grados centígrados, explica Durán Sandoval.
Su trabajo le ha merecido una larga lista de reconocimientos como el Premio Estatal de la Cerámica, el Premio Cihualpilli de Tonalá, el Galardón Ángel Carranza del Premio Nacional de la Cerámica y un reconocimiento como Artesana Destacada del Congreso del Estado.
Su trabajo se ha expuesto en recintos como el Museo del Premio Nacional de la Cerámica Pantaleón Panduro, el Ex Convento del Carmen y la Casa Museo López Portillo, entre otros.
Sus piezas se han comercializado en países como Italia, España y Estados Unidos.
La artesana también ha colaborado con varios artistas para hacer murales cerámicos. Su labor puede verse en las piezas “Libertad” y “Ventana Idílica”, trazadas por el pintor Luis Valsoto, en la Estación San Juan de Dios, así como en las obras “Los de Abajo” y “Transición”, diseñadas por Jorge Navarro, en la Estación Juárez del Tren Ligero.
La creativa también se encargó de elaborar el mural cerámico ideado por el artista Javier Arévalo, “El Nuevo Cielo”, que se inauguró en el Centro Municipal de la Cultura de Zapopan, en 2015.
“Trabajar con distintos artistas me ha dejado una experiencia muy interesante, trabajar con gente creativa siempre anima, inspira, porque se sale una de la rutina, de lo de diario, ha sido todo un reto, una experiencia muy bonita”, completa.
BAJA ATENCIÓN
Aunque hoy se celebra el Día Internacional del Artesano, Durán Sandoval advierte que no hay mucho qué celebrar. La producción de su taller ha bajado notablemente en los últimos años y no parece que la historia vaya a cambiar.
El mejor momento de Xochiquetzal fue durante la década de los 90. Con tres hornos y 40 empleados podía producir cerca de 10 mil piezas mensuales, pero poco a poco ha bajado el gusto por la artesanía y no hay suficiente difusión al trabajo de los artesanos, relata.
“La gente no siempre quiere pagar el costo de una pieza, que a veces tarda en producirse un mes, o ese tipo de decoración ha pasado de moda”, añade.
“Ahora cuando mucho producimos 3 mil piezas al mes, hay una docena de personas trabajando conmigo, el mercado para la artesanía ha bajado mucho, no se ha recuperado desde los 90, se puso de moda lo minimalista, la gente vive en espacios más chiquitos, la gente deja de comprar, no valora lo que cuesta”, advierte.
Taller Xochiquetzal se encuentra en Cuitláhuac 154-A, en el centro de Tonalá. Para más informes enviar un correo a artesaniasxochiquetzal@yahoo.com.mx o marcar al 3683-0803.
Así lo dijo
Teresa Durán Sandoval, Artesana “La cerámica me llena, me provoca una satisfacción muy grande, desde los cuatro años, cuando veía a mis primos jugar con una bola de barro, me enamoré, se me abrió todo un universo, pensaba ‘qué maravilla poder dar forma a algo desde cero”.
Por: Rebeca Pérez Vega.- Mural. Grupo Reforma.
(19 marzo 2020).-